Leer con nuestros hijos tiene múltiples beneficios de carácter emocional y cognitivo. Por un lado, compartir todos los días un momento en torno a la lectura fortalece los vínculos afectivos, además, permite abordar diferentes temas de una manera sencilla y detona conversaciones y diálogos entre los miembros de la familia.
Hacerlo en el momento previo al sueño permite consolidar un hábito para terminar con los deberes diarios y lograr así la relajación para conseguir un sueño más profundo y reparador. Por otro lado, la estimulación mental que deviene de la lectura permite que el cerebro siga fortaleciéndose durante la noche.